La catedral de Barcelona está edificada sobre otra románica anterior construida por orden del Conde de Barcelona Raimon Berenguer, el Viejo el año 1048 para sustituir a la anterior paleocristiana de la que se conservan restos en el Museo de Historia de la Ciudad y que el año 599 albergó el II Concilio de Barcelona.

Está dedicada a la Santa Cruz y a Santa Eulalia cuyos restos fueron trasladados a la catedral desde Santa María del Mar en el año 877.

Durante el reinado de Jaume II el Justo se iniciaron las obras de construcción de la basílica gótica cuya construcción duró 150 años, salvo la fachada y el cimborrio  que se terminaron en el siglo XX gracias a una donación de Manuel Girona.

Tiene una planta de cruz latina con el crucero levemente marcado. Está dispuesta en tres naves, la central el doble de ancha que las laterales.

Tiene 83 metros de longitud por 38 metros de anchura. La altura de la nave principal es de 26 metros y las laterales de 21.

Estas medidas dan una apariencia de una gran nave de cinco tramos y se la clasifica como planta salón, modelo típico catalán.

La basílica tiene 9 capillas en el ábside y 22 en las naves laterales situadas entres los contrafuertes.